Feliz Navidad!

Llega el final del año y el tiempo se acorta al pensar en los regalos que tendremos que dar, a los parientes que habremos de visitar, a los lugares a donde podremos ir cuando las últimas vacaciones toquen a la puerta. Llega el final del año y de repente, un pequeño ángel se aparece frente a nosotros y pregunta: ¿Qué vas a hacer en Navidad?

-¿Qué voy a hacer? Te lo respondo enseguida, digo yo: “Pondré un arbolote grandote, grandote con muchas esferas y luces de colores que brillen y brillen. Pondré grandes y rojas medias de algodón para que Santa Claus me deje muchos regalos. En la víspera de Nochebuena, prepararé una gran cena para mi familia y mis invitados; pavo, romeros, bacalao y champaña, y si no hay vino espumoso, entonces utilizaré sidra de manzana. Cuando den las doce campanadas, me atragantaré de uvas antes que el reloj termine de repicar porque ya sabes que es de buena suerte comerte 12 uvas antes que den las doce campanadas. Como es época de festejar y estar todos unidos, daré un gran abrazo a mis padres y a mis hermanos, le hablaré a la tía enojona y chismosa porque en esta época hay que perdonar. En fin ¿Te das cuenta de todo lo que voy a hacer en esta Navidad?. Le digo e inmediatamente vuelvo a mis asuntos ignorando la presencia del angelical ser.

Tu, pequeño ángel que me has escuchado, vuelves a preguntar:
-¿Y después? ¿Qué harás después? Yo te contesto, más por educación que por otra cosa,
-Bueno, después nos daremos regalos. Como uno de esos niños pequeños vuelves a la carga; -¿Y después? Te miro con el entrecejo fruncido a causa de una ira que cada vez se enciende más y más y a pesar de ello me controlo y te vuelvo a responder:
-Después, seguramente alguien pondrá música para bailar o bien sacará alguna botella de licor y nos pondremos a brindar por esto y por aquello, por la vida, por la fortuna y por todo lo demás.

Tras mi última respuesta, me miras con infinita dulzura y nuevamente me preguntas “¿Y después?” Para este momento mi paciencia se ha agotado.
-¿Después? ¿Después, qué? Ahora soy yo el que te cuestiona y de una manera muy poco educada, pues en mi pregunta se nota el enojo y la rabia apenas contenida ¿Cómo puede haber alguien así, que solo se dedica a hacer preguntas atontas? Malhumorado, vuelvo a mis actividades.

-Si, me contestas ¿Después, qué? ¿Qué harás después que te hayas dado cuenta que la Navidad no es solo dar regalos, bailar, comer y beber? ¿Sabes qué significa realmente la Navidad?
-¡Claro que sé lo que significa! Contesto indignado. ¡Faltara más! Significa, significa... Ahora guardo silencio porque me doy cuenta que aunque verdaderamente sé lo que representa esta fecha no me siento feliz ni dichoso ni en paz conmigo mismo. Porque no se trata solo de obsequiar, o bien de abrazarse y sonreír o de alzar una copa y brindar por los buenos deseos. No, es algo más.

Nuevamente me miras con esa dulzura que me tranquiliza y dices:
-“La Navidad es la fecha que más anhelamos que llegue a nuestras vidas, significa la reunión de familias, de padres e hijos, de hermanos, parientes y amigos. Es una época de reflexión, de darnos cuenta de nuestros aciertos y desaciertos, sueños logrados, fe y esperanza, los villancicos y música navideña, que tocan las fibras más sensibles de nuestra alma, haciéndonos vibrar de emoción. Es la época de recordar que todos somos hermanos”.

-Recordar que todos somos ¿Qué? Ahora soy yo el que te pregunta y tú me contestas:

-Sí; hermanos no solo de sangre sino también de espíritu, hermanos de alma porque todos compartimos los dones que Dios nos ha dado como muestra de su infinito amor hacia nosotros. En tal virtud comparte tu alegría y tu cena con quién se encuentre solo, que se sienta huérfano a pesar de estar rodeado de familiares, o que se encuentre triste a pesar de tener tantos bienes materiales, “pues quien da más seguramente recibirá más”; en resumen, aprovecha esta Navidad para perdonar a quienes te hirieron, y comienza el nuevo año con tu corazón lleno de amor.

Así pues en esta Navidad, no sólo los abrazos y los regalos son importantes. No se trata de reunirse para comer y beber sino para recordar a quien en esta fecha vino al mundo para decirnos “Amaos los unos a los otros, como yo los he amado” Sólo así podremos recibir la bendición de un Nuevo Año colmados de Paz, Dicha, Felicidad y Amor.

Continuar leyendo